Por: Mauricio Gómez Castañeda.
Después
de cuatro años la cantante Robyn está de vuelta, luego de tener
una larga y exitosa gira, vuelve a aparecer para entregarnos más música.
Ella
es una cantante que posee el control completo y emocionante de su rareza
esencial. Sus letras no son precisamente letras amorosas ya que sus ganchos
endulzados con sintetizadores, era su forma de presentarlo tal como a ella le
complacía.
Uno
de sus mayores éxitos es “Dancing on My Own” cuya influencia
era que estaba buscando una compresión.
Esa
perspectiva de forastera se quedó con ella después que fue descubierta a los 14
años, en una asamblea escolar, al visitar el grupo sueco Legacy of Sound y
transformada por la fuerza de la mercadotecnia.
Estar
en un estudio con principalmente hombres mayores la pone de nuevo en un papel
familiar, fuera de lugar.
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